- La verdadera partida del Titanic
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Existen dos grandes categorías en el cine: el documental y la ficción. Los documentales se esfuerzan por reflejar el mundo tal y como es y muestran protagonistas de la vida real. La ficción cuenta historias inventadas o reconstruidas a partir de hechos reales y es protagonizada por actores.
Los siguientes dos fragmentos de película muestran cómo zarpa el Titanic, el tristemente célebre trasatlántico que naufragó en el Atlántico… Solo uno de ellos está extraído de un documental, ¿pero cuál?
Las imágenes del primer fragmento corresponden a la película "Salvada del Titanic" (Gran Bretaña, 1912). Muestran cómo zarpa el verdadero Titanic el 10 de abril de 1912 desde el puerto de Southampton en Gran Bretaña. El trasatlántico fue filmado en tiempo real el día de su partida: se trata de un documental.
El segundo fragmento, extraído de "Titanic" (Estados Unidos, 1997) de James Cameron, reconstruye la partida del trasatlántico con ayuda de figurantes, efectos especiales y un importante trabajo de montaje, es decir, la manera de fragmentar la escena en varios planos (los pasajeros sobre el puente, la gente en los muelles, las hélices bajo el agua, etc.): se trata de una ficción.
Estos dos ejemplos pueden hacer pensar que es fácil diferenciar entre el documental y la ficción, pero este no siempre es el caso, como lo demuestran los dos fragmentos siguientes…
En el primer fragmento, extraído de "Cisne negro" (Estados Unidos, 2011), el director Darren Aronofsky trabaja con actores profesionales, entre ellos Natalie Portman y Vincent Cassel. Su condición de estrellas es el primer indicio de que se trata de una ficción. Otro indicio: el montaje nos hace suponer que, durante el rodaje, esta misma escena ha debido ser rodada varias veces y que los actores han repetido los mismos diálogos siendo filmados desde diferentes ángulos. A pesar de su realismo es, sin lugar a dudas, una ficción.
En el segundo fragmento, extraído de la película "L'Opéra" (Francia, 2017) de Jean-Stéphane Bron, los protagonistas no son actores. Son bailarines de verdad que están ensayando y el director los ha filmado en tiempo real con el fin de mostrar su trabajo. Se trata de un documental.
Estos dos fragmentos indican que no siempre es fácil diferenciar la ficción del documental. En ocasiones, la ficción da una sensación tan real que puede hacer creer que se trata de un documental. Y, al igual que una ficción, un documental conlleva un relato y narra una historia, salvo que este no sea inventado.
En una ficción, son actores profesionales quienes interpretan a los personajes o los papeles. En cambio, los protagonistas de los documentales aparecen tal y como son en la realidad y hacen o repiten delante de la cámara sus gestos habituales.
En su pequeña lección, Jean-Stéphane Bron tiene una forma muy bella de explicar esta diferencia fundamental: "Cuando se termina una película documental, los protagonistas continúan viviendo su vida, mientras que cuando se termina una película de ficción, los actores no continúan interpretando su personaje".
Dicho de otra forma, los desafortunados pasajeros filmados a bordo del Titanic en el primer fragmento embarcaron verdaderamente en el trasatlántico, mientras que los actores de "Titanic" de James Cameron interpretaron en decorados de estudios y regresaron a su casa después del rodaje. Del mismo modo, los bailarines de "L'Opéra" siguieron viviendo su vida de bailarines, mientras que los actores de "Cisne negro" salieron de sus papeles para interpretar otros personajes en otras películas.
- El primer documental
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En un documental, el realizador se esfuerza por mostrar la realidad de un asunto determinado, pero hay que tener presente que una película siempre es una puesta en escena. El realizador elige lo que filma determinando la posición de la cámara, el encuadre de la imagen, etc. Dicho de otra forma, antes de filmar debe decidir cómo organizar la escena: esto es la puesta en escena.
Hacer la puesta en escena escogiendo opciones es algo que se practica desde el nacimiento del cine y la invención del cinematógrafo en 1895 por los hermanos Auguste y Louis Lumière, que rodaron las primeras películas, a las que denominaron "vues" (imágenes o tomas documentales).
Cuando rodaron su primera toma documental, titulada "La sortie du personnel de l'usine Lumière à Lyon" (Francia, 1895), los hermanos Lumière filmaron tres versiones de sus trabajadoras y trabajadores saliendo de su fábrica. ¿Por qué razón decidieron repetir la toma y por qué eligieron mostrar la tercera al público?
Si los hermanos Lumière rodaron tres tomas sucesivamente no cabe duda de que las dos primeras les parecieron muy desordenadas. Y eligieron la tercera toma porque es la que más se correspondía con la imagen que querían dar de su fábrica y su personal: ordenada, disciplinada y por tanto más positiva.
Los hermanos Lumière también hicieron que esta tercera toma contara una pequeña historia, que comienza con las puertas que se abren y termina en el instante en que las puertas se cierran. También dirigieron a las trabajadoras y los trabajadores, dándoles consignas sobre la forma en que debían comportarse, como lo hicieron casi todos los cineastas después de ellos. Así pues, imponiendo un punto de vista en esta pequeña película, considerada como el primer documental de la historia del cine, los hermanos Lumière hicieron la puesta en escena.
- Un esquimal un poco retro
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Considerado como uno de los primeros largometrajes documentales de la historia del cine, "Nanuk, el esquimal" (Estados Unidos, 1922) fue realizado por Robert J. Flaherty, un explorador y cartógrafo americano, durante sus expediciones en las regiones árticas de América del Norte, donde viven los inuit.
El director les pidió que reprodujeran delante de la cámara escenas típicas de sus tradiciones, usos y costumbres que, para la mayoría, ya no existían. Por ejemplo, les pidió que cazaran con arpón, como antes, aunque ya utilizaban fusiles. Esto quiere decir que Flaherty no dudó en poner en escena a los inuit dándoles indicaciones como lo habían hecho anteriormente los hermanos Lumière con sus trabajadoras y trabajadores.
Como muestra este fragmento, Flaherty incluso utilizó trucos como la congelación de la imagen, muy utilizada en los comienzos del cine. Para presentar uno por uno a sus protagonistas al principio de la película, el cineasta simplemente detuvo la cámara el tiempo que tarda cada uno de ellos en entrar en el kayak. ¿Qué pensarían los espectadores de la época? ¿Habrán creído verdaderamente que en un kayak podían caber tantos pasajeros?
Robert Flaherty pensaba que los inuit eran más verdaderos y auténticos antes de encontrarse con el hombre blanco. Para demostrar su punto de vista de cineasta prefirió reconstruir sus antiguas costumbres.
De hecho, una película documental siempre manifiesta el punto de vista de su director. Por este motivo Jean-Stéphane Bron explica que a veces hace repetir una escena o las frases a sus protagonistas para obtener un resultado más acorde con su punto de vista.
En su documental "Cleveland contra Wall Street" (Francia, 2010), Bron va todavía más allá en su planteamiento incluyendo una escena de un juicio que nunca tuvo lugar. En 2008, la ciudad de Cleveland en Estados Unidos presentó una demanda contra 21 bancos de Wall Street. Les acusó de haber hecho desahuciar a numerosas familias porque no podían pagar sus deudas.
Bron viajó a Cleveland con la intención de filmar el juicio contra esos bancos, pero este fue anulado. Para reparar esta injusticia y dar a los protagonistas la ocasión de expresarse, el director decidió escenificar él mismo este juicio, es decir, reconstruirlo en su película con las personas que deberían haber participado en él.
Aunque este juicio nunca se realizara, se apoya en hechos muy reales, con protagonistas que dan testimonio de sus experiencias. Pero, ¿podemos seguir hablando de película documental cuando un cineasta reconstruye completamente la realidad? Estos dos ejemplos demuestran, sin embargo, toda la importancia de la puesta en escena, del punto de vista y las opciones que toma un director cuando rueda un documental.
- Ética al ataque
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Un director de cine documental debe seguir una cierta ética, es decir, respetar determinados principios para ser fiel a la realidad que quiere reproducir. No debe traicionar a sus protagonistas ni hacer que las imágenes mientan.
Por ejemplo, Jean-Stéphane Bron evita plantear a sus protagonistas preguntas que no respeten su integridad o ponerlos en escena de una manera que deforme la realidad. Dicho de otra forma, la ética del documental implica representar la realidad respetando en la mayor medida posible la verdad de las personas y de los acontecimientos que filma.
En este fragmento del documental "Camino a la escuela" (Francia, 2013), ¿ha respetado el realizador Pascal Plisson la ética del documental descrita anteriormente?
La respuesta es claramente ¡no! Para hacer creer al espectador que los niños estaban siendo amenazados por la presencia de una manada de elefantes, el cineasta dramatizó voluntariamente la escena. Plisson obtuvo sin duda este resultado pidiendo a los dos niños que corrieran como si los elefantes les persiguieran, lo que no era verdad. Añadiendo el barritar de elefantes y una música angustiosa en la banda sonora, hace creer que eso sucedió de verdad. Esta manipulación lleva a representar una realidad que no existió en el momento del rodaje. Actuar de este modo sin hacérselo saber al espectador es contrario a la ética documental, incluso si los dos niños han sido alguna vez perseguidos por los paquidermos. Un cineasta respetuoso con esta ética les hubiera pedido en su lugar que contaran su "encuentro" con los elefantes.
Afortunadamente, la mayoría de directores de cine documental no actúan de esta forma. Por ejemplo, un director como Nicolas Philibert filma sin intervención ni manipulación en el momento de rodaje y absteniéndose de cualquier comentario. Esto es lo que nos muestra el siguiente fragmento, extraído de "Ser y tener" (Francia, 2002), donde nos sumerge en una clase con varios niveles de una escuela rural.
Gracias a este método, la película da la impresión de que la representación de la realidad es fiel a lo que pasa en la clase. Entonces hablamos de documental de inmersión porque se filma sin intervenir durante el rodaje, con un pequeño equipo y un material técnico muy ligero para alterar lo menos posible. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el director siempre da su punto de vista. En este caso, lo hará sobre todo en el montaje, eligiendo mostrar una escena y no otra.
Este enfoque es herencia del cine directo, una práctica documental que surgió a finales de la década de 1950 en Estados Unidos. Está vinculado a la aparición de cámaras más ligeras y llevadas sobre los hombros, que han favorecido la movilidad y reactividad de los cineastas. Otra innovación que se remonta a esa época es la posibilidad de capturar el sonido al mismo tiempo que la imagen gracias a grabadoras, también muy ligeras, que han permitido filmar en "directo", en vivo, intentando permanecer lo más cerca posible de los acontecimientos.
Pioneros de este cine directo, también denominado cinéma-vérité, los directores David y Albert Maysles rodaron "Gimme Shelter" (Estados Unidos, 1970), donde siguieron la gira americana del grupo The Rolling Stones sin intervenir jamás…
Se produjo una pelea y los dos directores se abstuvieron de intervenir, como ordenaba su enfoque documental. Para algunos especialistas, el cine directo o cinéma-vérité es una utopía. Afirman que desde que una persona sabe que está siendo filmada por una cámara tiene tendencia a cambiar de actitud. Para obtener un resultado más natural habría que filmarla sin su conocimiento, rodando imágenes "robadas", pero esta práctica es contraria a la ética del documental.
Jean-Stéphane Bron sigue una ética documental muy diferente a la del cine directo. No se considera como un observador neutral y tiene por costumbre intervenir durante el rodaje. Así pues, existen diferentes grados de puesta en escena documental que corresponden a diferentes éticas y enfoques. Pero el desafío es siempre permanecer lo más cerca posible de la verdad.
Stéphane Bron explica este desafío afirmando que se le puede preguntar todo lo que se quiera a un protagonista si estas preguntas no traicionan el propósito de la película ni a la persona interrogada, es decir, a la verdad. Por el contrario, si una intervención hace que las imágenes mientan, es mejor evitarla.
Algunos directores de cine documental intervienen mucho durante el rodaje y a veces entran ellos mismos en escena para conseguir un objetivo preciso. Este es el caso del realizador americano Michael Moore.
En "Bowling for Columbine" (Estados Unidos, 2002), pregunta al actor Charlton Heston, que defiende el derecho de las personas a poseer libremente armas de fuego, por qué ha ido a pronunciar un discurso sobre los "beneficios de las armas" a una ciudad donde unos días antes mataron a tiros a una niña.
Como muestra este fragmento, Michael Moore utiliza un método diferente al de Jean-Stéphane Bron: interroga a sus protagonistas de manera insistente para hacerles sentir incómodos y poner de manifiesto así sus contradicciones.
El objetivo del cineasta es que el espectador adopte su propio punto de vista. En este caso quiere demostrar que la venta libre de armas de fuego es una de las causas principales del terrible número de fallecidos en Estados Unidos. Por muy valiosos que sean sus argumentos, su película está más cerca del cine de propaganda que del documental.
- Sobre Jean-Stéphane Bron
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Conocido a partir de "Mais im Bundeshuus - Le Génie helvétique" (2003), sobre los entresijos del Parlamento suizo, Jean-Stéphane Bron comenzó su carrera de cineasta documental en 1997 con "Connu de nos services", sobre el fichaje de ciudadanos por parte de la policía.
Después, Jean-Stéphane Bron rodó varios documentales, entre ellos, "La Bonne conduite" (1999), filmado en un coche de autoescuela, "L'Expérience Blocher" (2013), un cara a cara con un político suizo con profundas convicciones, "Cleveland contra Wall Street" (2010), que denuncia a través de un juicio que debería haber existido las injusticias del sistema financiero o "L'Opéra" (2017), donde describe el funcionamiento de esta institución tan compleja.
En todas sus películas, Jean-Stéphane Bron sigue un enfoque profundamente ético. El rigor y la coherencia de su cine lo convierten en uno de los mejores representantes del cine documental actual.